Los ecosistemas de Illinois evolucionaron con el fuego como una fuerza importante en el paisaje. Las plantas nativas que crecen en el condado de Boone han llegado a depender del fuego para la regeneración y la eliminación de la competencia. Los hábitats nativos del condado de Boone están dominados por pastos, arbustos, robles y nogales. Los pastos y arbustos nativos tienen puntos de crecimiento bajo tierra, aislados de la intensidad del fuego (el suelo es un muy buen aislante). En cuanto a los árboles, utilizan su gruesa corteza para aislarse del fuego.

Desde el asentamiento, alrededor del año 1835, numerosas plantas han sido traídas a América del Norte desde Eurasia. Estas plantas tienen pocos depredadores naturales y pueden ser muy agresivas. El fuego es una herramienta que puede ayudar a controlar estas especies. Hoy en día, los administradores de tierras utilizan el fuego para mantener el hábitat remanente que queda y que no ha sido tocado por el asentamiento. El fuego también se utiliza en áreas naturales que han sido recreadas y restauradas.

Antes de que los colonos europeos dividieran el paisaje con los asentamientos, los caminos y la agricultura; los incendios comenzaron de forma natural. Estos incendios generalmente se iniciaban en el otoño con los rayos. Los nativos americanos también encendieron fuegos intencionalmente por numerosas razones. Se dieron cuenta de que los grandes herbívoros se sentían atraídos por las zonas quemadas en la siguiente temporada de crecimiento. Esto hizo que la caza fuera muy eficiente. Estas áreas también eran más fáciles de recorrer, lo que hizo que la recolección de alimentos y hierbas fuera más efectiva.

Con la urbanización de nuestro condado, estado y nación, el fuego se ha convertido en una responsabilidad y un peligro. Debido a esto, el fuego como herramienta debe ser usado con cuidado y respeto. Una de las mayores preocupaciones de los administradores de tierras que usan el fuego, es el manejo del humo. El personal de BCCD está bien entrenado y tiene equipos más que adecuados para controlar el fuego. Sin embargo, tenemos poco control de dónde va el humo. Dependemos en gran medida del pronóstico meteorológico y de la dirección del viento para controlar la trayectoria del humo, utilizando la diligencia debida para evitar poner el humo en zonas urbanas y residenciales. Los cambios de viento y los cambios imprevistos en el clima son siempre una preocupación y son monitoreados a lo largo de una quema controlada planificada.